El primer autor de lipogramas de quien se tiene referencias es el poeta griego del (siglo VI a. C.) Laso de Herminone [cita requerida] a quien se deben dos obras en las que suprimió la letra griega sigma: la «Oda a los Centauros» y el «Himno a Démeter» aunque de esta segunda obra sólo nos ha llegado su primer verso.
En el siglo III, a Néstor de Laranda se le atribuye la reescritura de la «Ilíada» en forma de lipograma de forma que en cada uno de los 25 cantos se había suprimido una letra griega: en el primer canto se omitió la letra alfa, en el segundo la beta, etc. Sin embargo, no nos ha llegado ninguna línea de este presunto texto lipogramático. Lo mismo ocurre con la presunta obra del poeta griego del siglo V Trifidoro de Sicilia, a quien se atribuye la reescritura de la «Odisea» eliminando una letra en cada una de las 24 secciones en que dividió las aventuras de Ulises.
Entre los lipogramáticos europeos destaca Gottlob Burmann (1737-1805), excéntrico poeta romántico alemán que desarrolló tal fobia a la letra R que la omitió por completo en los 130 poemas que escribió, y durante los últimos 17 años de su vida procuró omitirla incluso de su habla cotidiana. Por ello, probablemente, dejó de pronunciar su apellido durante ese tiempo porque contiene una r.
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